El concepto de Gobierno Abierto puede aplicarse
a cualquier entidad, pública o privada. Desde este punto de vista los conceptos
que incluyen el Gobierno Abierto pueden aplicarse a y desde un centro
educativo.
La base de un Gobierno Abierto es estar atentos
y colaborativos. Desde esa perspectiva deberíamos abrir vías de
colaboración con las administraciones públicas de la zona (ayuntamiento o
juntas de distrito) de forma que podamos llegar a conclusiones sobre las
necesidades reales del área de influencia del centro. Si los alumnos están
viviendo una realidad en su día a día fuera del aula y dentro del aula se les
cuenta lo que para ellos pueden ser quimeras fantásticas, estaremos
descontextualizando la enseñanza, pudiendo tomar ésta un cierto nivel de
ciencia ficción para el alumno, que no verá reflejada ni identificada la
realidad que conoce.
Otro ente con los que poder establecer nexos de
unión pueden ser las distintas asociaciones vecinales del entorno, propiciándose
métodos de trabajo común donde los alumnos realicen actividades en los que
sientan su integración en la sociedad y donde además la sociedad pueda
beneficiarse de la entrega y generosidad de los alumnos. Además, podía utilizarse
la experiencia de los adultos de las asociaciones para que desarrollen talleres
de interés para los alumnos.
En ambos casos, lo que se debe propiciar es la
integración de la escuela en entornos sociales reales.
Por otra parte, ¿por qué no fomentar una
escucha activa entre los alumnos y las administraciones públicas para la
generación de ideas innovadoras a poner en práctica? Está de sobra probado que los cerebros más
creativos son los más jóvenes. Son cerebros libres de prejuicios, que no ven
problemas, que no suelen tener miedo al fracaso y, sobre todo, que se atreven.
Es raro ver a jóvenes interesados por las políticas locales (bueno, ni locales
ni no locales). ¡Nos estamos perdiendo las aportaciones de cerebros limpios de
prejuicios! ¿Por qué no acercar las problemáticas reales a los jóvenes de modo
que puedan ofrecer soluciones creativamente innovadoras?
Los problemas están ahí y a la vista está que
somos lentos resolviéndolos; entonces, ¿por qué seguimos haciendo lo mismo?
¿Por qué no damos la posibilidad de opinar e influir en la sociedad a los más
jóvenes? Pongámoselo fácil. A esas edades las cabezas están pensando en otras
cosas; eso sí, a poco que se motiven, las soluciones que pueden aportar serán
increíbles.
¡Contemos con nuestros jóvenes!