El saber hacer de la experiencia

 


    Me gustaría compartir con vosotros una pequeña reflexión personal.

    Hace poco cumplí treinta y veinte años. Desde hace mucho decidí que mi edad se expresaría de esta forma, como un sumatorio desde los treinta. No es un modo de aferrarme a la juventud física, muy al contrario, es un modo de reivindicar la juventud mental.

    Hace unos años, hastiado de entornos laborales hostiles y de jefes con más miedos que fortalezas incapaces de comprender lo que significa el concepto de liderazgo, decidí cambiar mi rumbo hacia lo que, pensado desde la reflexión serena, había sido mi vocación desde siempre, la educación. No me gustaba lo que veía en los entornos laborales en los que me movía, por lo que pensé que una buena idea sería aportar mi granito de arena para cambiarlos desde la base, desde el colegio. En mi cambio, encima, tuve la suerte de caer entre grandes profesionales y líderes (con independencia del nivel jerárquico en el que se encuentren) en www.colegiobase.com , que se desviven día tras día por darme, por dar a todos, lo mejor de sí mismos.

    Inicialmente, en el momento del cambio y más con una cierta edad, mis miedos se dirigían a que un cambio laboral tan marcado pudiera no ser entendido y suscitara rechazo. Todo lo contrario. He encontrado un entorno de desarrollo tan favorable, que me ha permitido sentirme en la actualidad con más energía, pleno y útil que nunca.

    Y es a este punto al que quería llegar. A mí, la experiencia (que por más que de jóvenes queramos lo contrario, solo se adquiere con mucha paciencia) me ha permitido entender la vida a través de distintos prismas, aprendiendo a ver las distintas realidades (seguro que no todas) que envuelven a una misma situación.

    Vivimos en una sociedad muy acelerada inmersa en una profunda crisis, más allá de la económica y sanitaria que día a día vemos en nuestro rededor, que considera  que los “mayores”, laboralmente, son un lastre, siendo discriminados en este ámbito por el hecho de la edad. La experiencia es algo que no lo enseñan ni universidades ni másteres de prestigio. La experiencia es algo que lo enseña la vida y que, como ya he mencionado, solo lo da el tiempo. La edad te hace ser capaz de reinventarte con más facilidad, precisamente, porque tenemos más vivencias en las que apoyarnos.

    Por supuesto que los jóvenes sin experiencia necesitan sus oportunidades, aspecto que aprovecho también para reivindicar desde aquí, pero las organizaciones, y el mundo en general, serán mucho más eficientes cuanto más sepan llegar a un equilibrio entre sus personas de más edad y las de menos. Nadie nace aprendido y tampoco el paso del tiempo es un seguro para saberlo todo...pero ayuda.

    Demos una oportunidad a la experiencia.